Un nuevo estudio publicado por los paleoantropólogos Antonis Bartsiokas y Juan-Luis Arsuaga investiga si los humanos primitivos tenían la capacidad o habilidad de hibernar, igual que hacen muchos otros animales como los osos o los erizos. Los resultados, sorprendentemente, sugieren que sí lo hacían.

Evidencias encontradas en huesos del yacimiento de la Sima de los Huesos de Atapuerca indican que nuestros antepasados pudieron combatir el frío extremo hace cientos de miles de años durmiendo, y ralentizando su metabolismo.

Según los investigadores, las lesiones y otros signos de daño en los huesos fosilizados de humanos primitivos, son similares a las que quedan en los huesos de otros animales que hibernan.

El estudio, publicado en la revista L’Anthropologie, sugiere que los huesos fósiles muestran variaciones estacionales que indicarían que el crecimiento óseo se interrumpió durante varios meses cada año. Estas alteraciones corresponderían a estados metabólicos ralentizados, que les ayudaban a sobrevivir durante largos períodos de tiempo en condiciones extremas, con suficientes reservas de grasa corporal.

Bartsiokas y Arsuaga indican que esto puede resultar extraño, pero según apunta The Guardian consideran que esto sugiere que la base genética y la fisiología de tal hipometabolismo podría ser preservada en muchas especies de mamíferos incluyendo los humanos.

Añaden que restos de un oso de las cavernas en hibernación fueron hallados en el mismo pozo de la sima, lo que hace aun más creíble que los humanos estuvieran haciendo lo mismo.

La evidencia de la curación anual causada por la hibernación no tolerada en individuos adolescentes apunta a la presencia de una pubertad anual intermitente en estas poblaciones, indican los investigadores, explicando que otros signos como la deficiencia de vitamina D por falta de exposición a la luz solar son evidente en defectos óseos.

Excavaciones en Atapuerca / foto Mario Modesto Mata en Wikimedia Commons

Según Bartsiokas y Arsuaga, la hipótesis de la hibernación es coherente con las pruebas genéticas y el hecho de que los homínidos de la Sima de los Huesos vivieron durante un período glacial.

Pero advierten de que se trata solo de un estudio preliminar. Necesitaremos mucha más información antes de poder confirmar si estos antiguos antepasados humanos estaban de hecho hibernando, y si fue así, cómo la especie humana terminó perdiendo esta capacidad por completo. Hay otras explicaciones para las variaciones observadas en los huesos encontrados en la Sima y estas deben ser abordadas en su totalidad antes de que podamos llegar a cualquier conclusión realista.

En contra del argumento de la hibernación está el hecho de que los inuits y los samis modernos, que viven en condiciones igualmente extremas, no hibernan. Según Arsuaga y Barsiokas, esto es porque los peces grasos y la grasa de reno proporcionan a inuits y simas comida durante el invierno, y así evitan tener que hibernar. Sin embargo, hace medio millón de años el área en torno a la Sima de los Huesos no habría proporcionado comida suficiente, haciendo que los humanos tuvieran que recurrir a la hibernación.


Fuentes

Antonis Bartsiokas, Juan-Luis Arsuaga, Hibernation in hominins from Atapuerca, Spain half a million years ago, L’Anthropologie, vol.124, Issue 5, December 2020, doi.org/10.1016/j.anthro.2020.102797 / The Guardian


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