Arqueólogos del INRAP han descubierto la primera estructura doméstica etrusca (de entre los siglos VI y IV a.C.) en Córcega durante una excavación preventiva en el municipio de Ghisonaccia.

El hallazgo se produjo en el contexto de un proyecto de construcción de una casa individual, llevado a cabo desde mediados de octubre hasta principios de diciembre de 2023, en una superficie de 605 m² en la localidad de Chiusevia, a 3,5 km al este de Ghisonaccia y a unos 800 metros del mar Tirreno.

La excavación, realizada bajo la supervisión del Servicio Regional de Arqueología (DRAC de Córcega), ha identificado un edificio con cimientos de guijarros en una terraza aluvial ligeramente inclinada. Este edificio, situado en un replano natural al norte del sitio, se extiende en un eje noroeste-sureste y cuenta con un espacio interno de al menos 34 m², definido por tres soleras de guijarros.

Vista aérea del yacimiento
Vista aérea del yacimiento. Crédito: B. Chevaux / INRAP

El hallazgo de las soleras de guijarros que definen un espacio interno de 6,35 m de ancho por una longitud observada de 5,30 m, sugiere una superficie total de la edificación de al menos 50 m², explican los arqueólogos.

Las características constructivas de los cimientos de los muros, formados por guijarros de tamaños variables unidos por sedimento limoso, indican una técnica constructiva rudimentaria pero efectiva, con paredes inclinadas y disposición irregular.

Los investigadores también descubrieron varias excavaciones pequeñas en los alrededores de las construcciones de guijarros, destinadas a recibir postes de madera que podrían haber sido elementos estructurales para las elevaciones y el techo del edificio.

Uno de los hoyos para postes encontrados
Uno de los hoyos para postes encontrados. Crédito: A. Jamai-Chipon / INRAP

Toda la superficie interna del edificio está cubierta por un fino nivel limoso, salpicado de pequeños nódulos de adobe, microcarbones y varios cientos de fragmentos de cerámica que evidencian su uso. Según los investigadores, el hogar central del edificio, formado por fragmentos de vasijas de almacenamiento reutilizadas, y una gran fosa que recibe los residuos de combustión, son testigos de las actividades cotidianas de sus habitantes.

A unos veinte metros al sur del edificio, se ha identificado un gran foso de 1,70 m de ancho y 15 m de largo, que podría haber sido utilizado para captar agua del arroyo de Alzetta, contribuyendo así al abastecimiento del asentamiento. Este foso también podría haber servido para estructurar los límites y la extensión del sitio.

Varias fosas de desechos domésticos, con paredes de hornos enrojecidas y matrices carbonosas, se encontraron también cerca del edificio, indicando actividades relacionadas con la esfera doméstica.

Fragmentos de cerámica en el yacimiento
Fragmentos de cerámica en el yacimiento. Crédito: R. Antonietti / INRAP

El conjunto de cerámica hallado, compuesto por 43,3 kg de fragmentos sin decoración y de cerámica común etrusca, refleja una ocupación entre los siglos VI y IV a.C.

El corpus, homogéneo, se caracteriza especialmente por la ausencia de cerámica modelada local y por la falta de producciones etruscas refinadas, lo que sugiere un uso específico y diferenciado de estos recipientes, indicaron los arqueólogos.

Y añaden que la combinación de estudios tipocronológicos, análisis de marcadores orgánicos y estudios petrográficos permitirá definir de manera más precisa la cronología y las características de este asentamiento etrusco en Córcega, situándolo dentro del contexto más amplio de las interacciones culturales y comerciales del Mediterráneo.



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