La Piedra de Shabako es una losa de granito de la XXV dinastía egipcia, que se conserva en el Museo Británico, y en la que se recoge la teología menfita que consideraba a Ptah como dios supremo y creador. Ptah era el maestro constructor, inventor de la albañilería y patrón de los arquitectos y artesanos. Según algunos especialistas, se trata del documento más notable del pensamiento egipcio que ha llegado hasta nuestros días.

Con sus imponentes dimensiones de 95 centímetros de altura y 1,37 metros de longitud, la Piedra de Shabako ha cautivado a egiptólogos y estudiosos desde su descubrimiento en las ruinas de Menfis en 1805. Había sido erigida como monumento duradero en el Gran Templo de Ptah en Menfis a finales del siglo VIII a.C.

Su superficie, un lienzo de piedra que abarca un rectángulo de aproximadamente 67 por 153 centímetros, está cubierta de jeroglíficos que narran una historia fascinante de creación, poder divino y legitimidad real.

Estatua de Ptah en el Museo Egipcio de Turín
Estatua de Ptah en el Museo Egipcio de Turín. Crédito: Museo Egizio / Wikimedia Commons

El orificio rectangular del centro tiene 12 por 14 centímetros, con once líneas radiales de 25 a 38 centímetros de longitud que destruyeron parte de la inscripción, y que se debe a su uso como piedra de molino o como cimiento de una columna o pilar en algún momento de la Antigüedad.

La historia de la piedra comienza con el faraón Shabako, quien reinó entre el 716 y el 702 a.C. Según cuenta la propia inscripción, durante una visita al templo de Ptah, Shabako encontró un antiguo pergamino devorado por gusanos. Horrorizado ante la posibilidad de perder este valioso texto, ordenó que el contenido restante fuera grabado en la piedra, asegurando así su preservación.

Sin embargo, la piedra plantea tantas preguntas como respuestas ofrece. Los egiptólogos y estudiosos han debatido durante décadas sobre la verdadera antigüedad del texto original que Shabako mandó copiar. Las estimaciones varían dramáticamente, abarcando un rango de más de 2.000 años. Algunos expertos, como Kurt Heinrich Sethe, propusieron inicialmente que el texto podría remontarse al Imperio Antiguo, o incluso a épocas anteriores. Otros, como James Henry Breasted, que fue el primero en leer su contenido, lo situaron en el Imperio Nuevo o poco antes.

James Henry Breasted copiando un texto jeroglífico en el templo de Buhen, Egipto
James Henry Breasted copiando un texto jeroglífico en el templo de Buhen, Egipto. Crédito: Friedrich Koch / Dominio público / The Oriental Institute of Chicago University

Friedrich Junge propuso en 1973 que el texto de la Piedra de Shabako no sería una copia de un documento milenario, sino una creación original de la XXV dinastía, siendo los elementos arcaicos del texto, en realidad, un ejercicio deliberado de arcaísmo típico del gusto por lo antiguo que caracterizó a las dinastías tardías egipcias.

Bajo esta nueva luz, la narración sobre el descubrimiento del papiro devorado por los gusanos adquiere un nuevo significado. Lejos de ser un simple relato histórico, se trataría de una «leyenda de descubrimiento«, una estrategia literaria destinada a otorgar mayor autoridad y peso al contenido del texto, presentándolo como la «obra de los antepasados». Esta técnica no solo validaría el contenido teológico del documento, sino que también serviría para legitimar a la recién instalada dinastía kushita, vinculándola directamente con el glorioso pasado egipcio.

La controversia sobre la datación del texto original no es el único misterio que rodea a la Piedra de Shabako. El sentido de lectura de la inscripción ha sido objeto de intenso debate entre los especialistas. Aunque los jeroglíficos miran hacia la derecha, lo que normalmente indicaría una lectura de derecha a izquierda, muchos estudiosos, siguiendo a James H. Breasted, han adoptado una lectura retrógrada, comenzando desde la izquierda.

Transcripción del texto de la piedra por James H. Breated en 1901
Transcripción del texto de la piedra por James H. Breasted en 1901. Crédito: James H. Breated / Dominio público / Wikimedia Commons

El contenido mismo de la inscripción es de una riqueza extraordinaria. En su núcleo, presenta una sofisticada teología que sitúa a Ptah como el creador supremo, anterior incluso a la preexistencia misma. Según el texto, Ptah crea el mundo a través del «corazón y la lengua», es decir, mediante el pensamiento y la palabra.

La inscripción narra cómo Ptah concibe primero el mundo en su mente antes de darle existencia a través de la palabra hablada. El corazón, en esta cosmogonía, juega un papel crucial como el órgano que concibe la creación, la planifica y crea los jeroglíficos como medio para registrar por escrito la forma de los objetos que inventa.

Comienza con la titulatura del faraón, dispuesta de manera simétrica. La primera línea invoca a los dioses Ptah y Sokaris, y declara: Horus, el unificador de los dos países, Nebty, unificador de los dos países, Horus de oro, unificador de los dos países, rey del Alto y Bajo Egipto, hijo de Ra Shabako, amado de Ptah-al-sur-del-muro (o Sokaris-al-sur-del-muro) que vive eternamente como Ra.

La piedra de Shabako expuesta en el Museo Británico
La piedra de Shabako expuesta en el Museo Británico. Crédito: Gary Todd / Wikimedia Commons

La segunda línea describe la inscripción como una copia de un texto corroído, encontrado por Shabako en el templo de Ptah en Memphis: Su majestad Shabako escribió este texto nuevamente desde el templo de su padre Ptah-al-sur-de-su-muro. Su majestad encontró la obra de sus ancestros devorada por los gusanos, y como ya no se podía entender de principio a fin, él la recopió de nuevo y mejor, para que su nombre persista por siempre y los monumentos del templo de su padre Ptah-al-sur-del-muro perduren eternamente. Hecho por el hijo de Ra Shabako para su padre Ptah-Tatjenen, que actúe dándole vida para siempre.

Las líneas de la 48 a la 64 exponen la teología menfita y el mito de la creación: Así se dice de Ptah: «El que hizo todo y creó a los dioses». Y él es Ta-tenen, quien dio a luz a los dioses, y de quien todo surgió alimentos, provisiones, ofrendas divinas y todas las cosas buenas. Así se reconocido y entendido que él es el más poderoso de los dioses. Así Ptah quedó satisfecho después de haber hecho todas las cosas y todas las palabras divinas. . . . En efecto, Ptah es la fuente de vida de los dioses y de todas las realidades materiales.

Además de su contenido teológico, la Piedra de Shabako también aborda temas de legitimidad política y sucesión real. El texto describe la resolución de la disputa entre Horus y Seth, con Geb actuando como juez divino y proclamando a Horus como el legítimo heredero del trono de Egipto. Esta narrativa no solo recuenta un mito fundamental de la religión egipcia, sino que también sirve como una poderosa declaración de legitimidad política, especialmente relevante para una dinastía de origen extranjero como la de Shabako.


FUENTES

Bodine, Joshua J. The Shabaka Stone: An Introduction. Studia Antiqua 7, no. 1 (2009)

Finnestad, R. B. (1976). Ptah, Creator of the Gods: Reconsideration of the Ptah Section of the Denkmal. Numen, 23(2), 81–113. doi.org/10.2307/3269662

M. Lichtheim, tr., The Shabaka Stone: “The Memphite Theology”

Wim van den Dungen, On the Shabaka Stone

Wikipedia, Piedra de Shabako


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